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lunes, enero 14, 2013

Visitando Wimbledon y disfrutando en la Final de Maestros

Como todo aficionado al deporte del tenis, visitar Londres y no sacar tiempo para asistir a las canchas del All England Tennis and Croquet Club, mejor conocido  como Wimbledon, es imperdonable.



Siendo el lugar donde se escenificó el primer campeonato de tenis profesional, en el año 1877, Wimbledon es el torneo de mayor tradición y reglas del circuito profesional, siendo la más conocida y controversial, la que exige vestir de color blanco durante el torneo.   Se cuenta que los fondos estaban destinados a comprar una podadora para dar mantenimiento al césped.



Es encantador el recorrido a través de su pequeña y elegante ciudad con sabor campestre.


El pueblito tiene un gran parque, del mismo nombre, donde se practican deportes, especialmente el tenis, además de un lindo lago donde las familias, los niños, dan de comer a patos y otras aves; y las madres empujan a los bebes en sus coches, mientras respiran la frescura de la naturaleza.   Desde allí una refrescante vista permite observar a lo lejos el estadio donde se celebran los tradicionales partidos.


El parque cuenta también con un campo de golf, embellecido por frondosos árboles, a pesar de la temporada otoñal en la que me encontraba.  Desde la estación del metro, hasta el parque hay un recorrido de unos 15 minutos, y de allí al club, otros 15 minutos en el que se contempla el vecindario tranquilo



Aunque el uso de la palabra tenis, al referirse al deporte, es utilizado para designar al de tenis de campo, en el pasado se le denominaba tenis de jardín, que usualmente se jugaba en grama.   Se ha mencionado que proviene de Francia, y se llegó a comercializar un set portatil, fácilmente instalable en los jardines de familias adineradas donde se jugaba, alrededor de cuyo pasatiempo se reunían, mientras los jóvenes flirteaban, en un ambiente ameno, de amistad y de sana alegría.


Fue a finales del siglo XIX cuando aumentó su popularidad, impactando en la sociedad inglesa, que lo utilizó como motivo para celebrar tardes de té o café:


Pero también como detalle para los escritorios:



Fuera de este glamour asociado a sus inicios, y que se conserva en la actualidad, el tenis evolucionó como un deporte muy exigente.  Para que tengan una idea, un partido profesional llega a demandar, entre el ir y venir de un jugador en la pista, recorridos que superan los 5 kilómetros y durar hasta doce horas como ocurrió en el año 2010, entre el estadounidense John Isner y el francés Nicolás Mahut.  Son extremos.  La final más larga para definir el campeón en un torneo profesional duró casi 6 horas, y fue en el Abierto Australiano 2012, entre dos gladiadores del tenis: el serbio Novak Djokovic y el español Rafael Nadal, donde resultó ganador el serbio.   Para agregar excitación al movimiento, las velocidades que alcanza la bola al ser golpeada, puede superar los 300 kilómetros por hora (kpm).   Por ejemplo, del lado de los hombres se ha mencionado al estadounidense Andy Roddick, pasado ex número uno del mundo aunque recién retirado, al cuál se le llegó a estimar la velocidad de su servicio en 155 millas por hora (mph) o 249.4 kilómetros por hora (kph).   Por el lado de las mujeres, a la extraordinaria jugadora Venus Williams  se le llegó a medir servicios con velocidades de 127 mph o 204 kph.



El croata Goran Ivanisevic, fue conocido precisamente por sus saques que llegaron a alcanzar

una velocidad de 200 mph / 321 kph.  Este jugador, en el año 2001, casi retirado, ocupando el escalafón 125 como jugador profesional y recibiendo un pase de cortesía, logró una proeza: ganó por fin el  famoso torneo de Wimbledon en el que había participado ya varias veces sin éxito, constituyendo esto un hito histórico que engrosan los anales del tradicional torneo.   Me llamó la atención una emotiva tarja o estela a la entrada de la cafetería donde se encuentra la cancha principal, que traduzco para facilitar el entendimiento: "Si nunca vuelvo a ganar otro partido, ¡qué más da! No importa lo que haga con mi vida, ni adonde vaya, siempre seré un campeón de Wimbledon". 



Estas velocidades son superadas con el paso del tiempo.  Para ello los atletas de alta competición deben tener excelentes condiciones físicas y mentales, y desarrollar una depurada técnica que deben practicar en horarios de al menos ocho horas diarias.   Las técnicas ayudan a lograr desplazamientos efectivos y versátiles, para superar las dificultades asociadas al tipo de superficie (césped, arcilla, asfalto, carpeta), la tecnología de la raqueta, la confección de la bola.   De esta forma se preparan alcanzar niveles de competitividad retadores, que influyen en la velocidad de la bola y el desplazamiento.  Por ejemplo Pete Sampras, considerado hasta hace poco el mejor jugador de tenis de la historia, desplazado ya al segundo puesto por Federer, nunca pudo obtener una copa en el abierto de Francia, Roland Garros, torneo que se juega sobre una superficie de arcilla.    Por otro lado, las lesiones de rodilla son frecuentes en superficies rígidas como el asfalto, por lo que una buena técnica en el desplazamiento y movimiento de los pies, ayuda a prevenirlas.  Lamentablemente, existen profesionales que a pesar de tener buena técnica, se exigen demasiado provocando lesiones afectando su desempeño, que por otro lado beneficia al contrario.    Por ejemplo, a Federer se le abrió una oportunidad de ganar Roland Garros en el 2009, gracias a que el español Nadal, fue derrotado por Robin Soderling, que jugó afectado por una lesión en su rodilla.   De hecho esa misma lesión provocó que fuera destronado del primer escalfón mundial por Novak Djokovic.   En el caso de Federer, se ha observado que su técnica es muy eficiente, reduciendo al mínimo las lesiones y prolongando su vida activa como jugador de alto nivel, con una edad superior a los 31 años de edad.

En el pasado los jugadores desarrollaron unas rivalidades que llegaban al odio o desprecio en la cancha.   Sin embargo eso ha cambiado notablemente en la actualidad, y la caballerosidad, la clase se impone, de forma ejemplar.   Esto fue así con la fraterna rivalidad demostrada entre los excelentes jugadores Federer y Nadal por varios años, quienes desarrollaron una amistad casi de hermanos.    De hecho es cada vez más evidente la fraternidad ahora que Djokovik está liderando, su carisma y simpatía crea empatía entre él y los demás jugadores, así como con el público. Por otro lado, qué pena  no pude venir en agosto, período que se celebró el Torneo en su edición 2012; aunque tampoco  pude

en septiembre, cuándo se celebraron las Olimpíadas de Londres 2012.   En este último el campeón olímpico fue el escocés Andy Murray, orgullo de los ingleses, y más de los escoceses, que por años ansiaron una medalla  de oro olímpico, desde que Josiah Ritchie lo hiciera en 1908.   Con este logro Murray impidió que el suizo  Roger Federer lograra el único campeonato, en modalidad individual, en el que todavía no ha logrado su medalla de oro (ganó oro en dobles en las Olimpíadas de Pekín 2008), resignándose a la medalla de Plata.


Visitar Wimbledon, recorrer sus instalaciones abiertas para nosotros los aficionados o interesados es una delicia, gracias a su museo, la facilidad para comprar algunos souvenir,  tomar  fotos a las instalaciones e incluso acariciar con timidez la grama que alfombra las canchas.


Fue una agradable sorpresa notar cómo la innovación tecnológica es utilizada para enriquecer la visita por este memorable lugar.  Un  holograma del estadounidense John McEnroe, otro legendario campeón, no solo  conocido por su habilidad en el servicio y la volea, sino también por su agrio y temperamental carácter.  Quién, como un simpático fantasma, compartió su testimonio acerca de los famosos enfrentamientos contra Bjorn Borg en los ochentas, así como anécdotas, sueños y anhelos de triunfar, desde muy joven, en Wimbledon.   Su triunfo dio paso a una nueva generación tenística, en la cual los estadounidenses predominaron.



Volviendo a la edición de Wimbledon 2012, en agosto pasado, el campeón lo fue el suizo Roger Federer, quien en ese momento a la edad de 30 años de edad, logró convertirse en uno de los únicos tres jugadores de la historia junto con Pete Sampras (2000) y Williams Remshaw (1889) en ganar siete títulos en ese prestigioso torneo.  Cada nuevo torneo que gane Federer, prolonga su racha ganadora y extiende su impronta en la historia del tenis.


Curioso el dato sobre Remshaw es que llevó en su haber el logro de  hilvanar seis títulos de forma consecutiva, siendo el último en 1937; beneficiado por el privilegio que aplicaba en aquel entonces: el ganador del pasado año se presentaba directamente a la final del próximo.   En la era moderna dicho privilegio ya no existe, y aunque esa racha no ha podido ser alcanzada, hay jugadores que coquetearon con el intento: Bjorn Borg y Roger Federer.    Por cierto, otro dato curioso, ahora respecto a Federer, es que con el triunfo en Wimbledon 2012, le permitió recuperar el liderazgo en el escalafón mundial de tenistas profesionales, y con ello la oportunidad, que aprovechó, de consagrarse como el jugador con mayor cantidad de semanas ocupando la posición número uno en la historia del tenis.

Me despido de mis comentarios sobre Wimbledon, dejándoles la foto de Federer en la que muestra su trofeo a la multitud que no pudo acceder a la cancha para presenciar el partido.   Esta es otra regla del torneo, que obliga a los campeones a realizar esa ceremonia, para disfrute de los fanáticos y obviamente del campeón.

La Final de los Masters en el Estadio O2

Otro evento que visité fue el campeonato Final de los Masters en el moderno Domo Millenium de Londres, también denominado el Estadio O2.



Este es un prestigioso torneo de fin de año, en el que se enfrenta los 8 mejores jugadores del escalafón profesional del mundo.    El Domo del Milenio, es una estructura moderna, con un uso extraordinario de recursos de alta tecnología, y donde se presentan algunas obras artísticas en formato gigantesco.


La vista es agradable, a pesar de la concurrencia, hay suficiente espacio de parqueo, para transitar y transportarse sin mayores dificultades.


Allí tuve la ocasión de presenciar al campeón Andy Murray, quién venía de ganar el Abierto de los Estados Unidos (US Open) y establecer un nuevo hito, ser el primer inglés, perdón escocés, que gana un torneo de Gran Slam desde Fred Perry en 1936.


Murray ha alcanzaddo un nuevo nivel de juego, luego de contratar los servicios de checo Ivan Lendl, legendario campeón del mundo, conocido por su poder y frialdad en el juego.




Se enfrentó en Semifinales al francés Jo-Wilfred Tsonga, en un emocionante partido en el que Murray lució muy superior, venciéndolo rápidamente.   Aunque luego cayó víctima de Novak Djokovik, quién al final terminó campeón al vencer al campeón defensor Roger Feder, y recuperando así su lugar como número uno del escalafón mundial de tenis profesional.



De esta forma, disfruté en Londres, de dos lugares que anhelaba visitar para unir a mis recuerdos memorables.


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