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miércoles, enero 16, 2013

Poppy Day o Recuerdo de los Caídos

Poppy Day, Día de la Amapola, o recuerdo de los Caídos

Mientras estuve en Londres, percibí una situación particular que me hizo reflexionar.   Era una celebración que se manifestaba a través del uso de un pin, insignia o adorno de enganche que vestía la gente en sus solapas.

El diseño del prendedor incluía: flor roja, un circulo negro en el centro, y un par de hojas verdes estriadas a los lados.   Era más notable en adultos y ancianos, aunque la noté en algunos jóvenes.   Dicha tradición me llamó poderosamente la atención, por lo que procedí a preguntar, conociendo sobre la tradición Poppy Day o Día del Recuerdo de los Caídos.   La flor era una amapola, símbolo de la legión Británica.   Me explico.



La tradición se remonta a 1918, cuando terminó de la Primera Guerra Mundial, una guerra muy sangrienta, y que costó la vida de muchos, que lucharon como soldados o fueron sus víctimas.   Esta guerra inició con el asesinato del archiduque Francisco Fernando máxima cabeza del imperio Austro-Húngaro, en visita a la ciudad de Sarajevo en los Balcanes en junio de 1914.   Esto provocó la declaración de guerra de los Habsburgo contra Serbia, la que fue invadida, pero que de inmediato provocó la reacción de Rusia, en su protección y apoyo.   Fue una desastrosa guerra, y la primera del siglo XX, de se utilizaron las letales armas modernas.   Por otro lado el imperio alemán atacó en otro frente a Francia, Luxemburgo y Bélgica; mientras era atacada por Rusia en la retaguardia.   Rusia tuvo que retirarse por el inicio de la guerra civil, a causa de la revolución bolchevique de 1917, y que puso término al imperio zarista de  los Romanov; llevando a la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en 1918, liderado por Lenín, Trotsky y otros.   La guerra liderada por el Imperio Británico, el Francés y el Italiano (triple alianza) fue reforzada por los EE.UU. culminando con la derrota del imperio Alemán, que luego aceptó un armisticio y la firma posterior del pacto de Versalles, a la que se le impusieron condiciones que ellos consideraron humillantes e indignas, y que a la larga provocó la Segunda Guerra Mundial.    Esta guerra se llevó de paso a los imperios Austro-Húngaro, Otomano; y debilitó gravemente al Alemán y Ruso.

En fin, el armisticio fue firmado el 11 de noviembre de 1918 a las 11 de la mañana.   Y es esa fecha y hora las utilizadas por la tradición para celebrar en una solemne ceremonia el acto de recordación a los caídos en esa y otras guerras.

Este símbolo no está libre de controversias.   Principalmente por aquellos que han observado el surgimiento de un fanatismo alrededor del famoso prendedor amapola, desvirtuando la idea de rendir tributo y homenaje, a cambio de la comercialización y el mercadeo que chocan contra su reverente significado.

La página web que promueve la actividad, denominada The Poppy Appeal, se dedica a comercializar estos productos para ser vendidos, como contribución voluntaria, para recaudar fondos para asistir a los héroes de guerra, familiares y demás.

En mi visita me encontré con millares de maceteros repletos de amapolas con mensajes íntimos y tristes en recordación de los caídos.  Iguales homenajes se realizan en Francia, Italia y otros países europeos.


La misma reina Isabel II encabezó la solemne celebración frente al cenotafio honrando a Los Muertos Gloriosos (The Glorious Dead)  ubicado en la calle WhiteHall , el domingo 11 de noviembre.  Mucha gente mantuvo sus amapolas prendidas a sus solapas días después.

Dentro de la celebración, se incluye el homenaje al Soldado Desconocido, cuyos restos descansan en la Abadía de Westminster desde el año 1920.   Esta simbólica tumba, que representa a todos esos soldados no identificados caídos en la guerra en reconocimiento a su sacrificio a sus respectivas patrias, dado que cada vez más naciones se han integrado a este homenaje.   Por otro lado en Inglaterra recibe diferentes tipos de homenajes, dado el respeto que suscita.   Por ejemplo desde las bodas de la reina consorte, Isabel Bowles-Lyon en 1923, llamada la reina madre para evitar confusiones con su hija, se inició la tradición de depositar el ramo de novia como ofrenda en dicha tumba, en su camino hacia el altar.   Esta tradición, aunque en su recorrido de salida luego de casadas, la continuó su hija Isabel II al casarse con Felipe de Edimburgo; Diana al casarse con Carlos; y recientemente Kate al casarse con William.


Posteriormente, otros países iniciaron la tradición de honrar y recordar a sus caídos.   Francia lo hizo al pie del Arco del Triunfo; EE.UU. en el Cementerio de Arlington, Virginia; y así el resto, continuando este justo homenaje a quienes aportaron con su sangre la lucha por las causas de su patria, de sus ideales.

Esta costumbre tan antigua me llamó poderosamente la atención, porque fue apenas el pasado 20 de marzo del 2012, haciendo justicia en nuestra patria, cuando se enterraron oficialmente los restos de nuestro Soldado Desconocido en la Plaza de la Bandera.  Esta fue reconstruída, designándola ahora como Plaza de la Bandera del Soldado Desconocido, donde una lámpara votiva y una Guardia de Honor la protegerán honrosamente en lo adelante.   Es nuestro deseo que se mantenga el rigor, la solemnidad, la iluminación, limpieza y mantenimiento que merece.    Los restos corresponden a un soldado desconocido buscado especialmente para estos fines, que fue localizado en Moca, en una tumba anónima, sin nombres ni rangos; trasladado posteriormente al Museo del Hombre Dominicano para finalmente dar paz a sus restos en su nueva morada:
La idea del “soldado desconocido” no es destacar a esta persona, sino que por su entrega a la patria represente a todos los que también realizaron gestos heroicos de manera anónima en las guerras de la Independencia y Restauración de la República.
La tumba del “soldado desconocido” estará precedida en su parte frontal por una escultura denominada “Uno de tantos”, del artista dominicano Abelardo Rodríguez Urdaneta. La obra artística, realizada en 1903, representa a un soldado herido y abandonado sobre la tierra que defendiera con amor y valentía. 


martes, enero 15, 2013

Día Mundial del Inodoro

World Toilet Day

Es curiosa la forma en que los artistas se inspiran y logran transmitirnos un mensaje para motivar en nosotros acciones para el cambio.   Caminando en el malecón, en la rivera sur (South Bank), del río Támesis, uno puede apreciar diferentes obras de arte.

Una de estas atracciones es la gigantesca estrella, mejor conocida como "El Ojo de Londres" (London Eye), con pretensiones de convertirse en un símbolo de Londres.   Esta fue la mayor del mundo en el 2000 cuando fue inaugurada, aunque otras dos construidas en Nanchang y Singapur, ya la superan.


Un rascacielos que llama la atención por su forma triangular, en cristal, e iluminación esplendente es el Shard, también llamado "La Esquirla de Londres" (The Shard London).  Y hasta noviembre fue el más alto de Europa, sólo superado en Rusia por otro denominado la Torre de Mercurio.  Este fue inaugurado en abril 2012.


Esta obra y las demás que se aprecian en la foto está ubicadas, en el distrito Southwark, en las inmediaciones del famoso Puente de Londres (London Bridge).


Yo mismo confundía el London Bridge (arriba) con el Tower Bridge (abajo), más conocido y famoso:


Fue un lindo recorrido, que no terminó hasta lograr sorprenderme por uno en particular.   El hecho es que me topé de repente con este simpático hallazgo un monumento dedicado al "Día Mundial del Inodoro" (World Toilet Day), a propósito de su celebración ese día, 19 de noviembre, desde el 2001, y que fue propuesto por la ONU, para crear:
"....conciencia sobre aquellas personas que no tienen acceso a servicios sanitarios, saneamiento y condiciones higiénicas adecuadas y saludable: 2,500 millones de personas no tienen acceso a condiciones higiénicas para realizar sus necesidades...".



Esta instalación artística de gran formato, fue construido en papel higiénico, y la figura sentada en un inodoro (nótese en la esquina izquierda), da la impresión que lee, algún periódico.   Aunque desde este ángulo en que la fotografié, se me antoja mordaz, irreverente, simpática.

No sé ustedes, pero no recuerdo que lo celebremos por acá por nuestro terruño querido.


lunes, enero 14, 2013

Visitando Wimbledon y disfrutando en la Final de Maestros

Como todo aficionado al deporte del tenis, visitar Londres y no sacar tiempo para asistir a las canchas del All England Tennis and Croquet Club, mejor conocido  como Wimbledon, es imperdonable.



Siendo el lugar donde se escenificó el primer campeonato de tenis profesional, en el año 1877, Wimbledon es el torneo de mayor tradición y reglas del circuito profesional, siendo la más conocida y controversial, la que exige vestir de color blanco durante el torneo.   Se cuenta que los fondos estaban destinados a comprar una podadora para dar mantenimiento al césped.



Es encantador el recorrido a través de su pequeña y elegante ciudad con sabor campestre.


El pueblito tiene un gran parque, del mismo nombre, donde se practican deportes, especialmente el tenis, además de un lindo lago donde las familias, los niños, dan de comer a patos y otras aves; y las madres empujan a los bebes en sus coches, mientras respiran la frescura de la naturaleza.   Desde allí una refrescante vista permite observar a lo lejos el estadio donde se celebran los tradicionales partidos.


El parque cuenta también con un campo de golf, embellecido por frondosos árboles, a pesar de la temporada otoñal en la que me encontraba.  Desde la estación del metro, hasta el parque hay un recorrido de unos 15 minutos, y de allí al club, otros 15 minutos en el que se contempla el vecindario tranquilo



Aunque el uso de la palabra tenis, al referirse al deporte, es utilizado para designar al de tenis de campo, en el pasado se le denominaba tenis de jardín, que usualmente se jugaba en grama.   Se ha mencionado que proviene de Francia, y se llegó a comercializar un set portatil, fácilmente instalable en los jardines de familias adineradas donde se jugaba, alrededor de cuyo pasatiempo se reunían, mientras los jóvenes flirteaban, en un ambiente ameno, de amistad y de sana alegría.


Fue a finales del siglo XIX cuando aumentó su popularidad, impactando en la sociedad inglesa, que lo utilizó como motivo para celebrar tardes de té o café:


Pero también como detalle para los escritorios:



Fuera de este glamour asociado a sus inicios, y que se conserva en la actualidad, el tenis evolucionó como un deporte muy exigente.  Para que tengan una idea, un partido profesional llega a demandar, entre el ir y venir de un jugador en la pista, recorridos que superan los 5 kilómetros y durar hasta doce horas como ocurrió en el año 2010, entre el estadounidense John Isner y el francés Nicolás Mahut.  Son extremos.  La final más larga para definir el campeón en un torneo profesional duró casi 6 horas, y fue en el Abierto Australiano 2012, entre dos gladiadores del tenis: el serbio Novak Djokovic y el español Rafael Nadal, donde resultó ganador el serbio.   Para agregar excitación al movimiento, las velocidades que alcanza la bola al ser golpeada, puede superar los 300 kilómetros por hora (kpm).   Por ejemplo, del lado de los hombres se ha mencionado al estadounidense Andy Roddick, pasado ex número uno del mundo aunque recién retirado, al cuál se le llegó a estimar la velocidad de su servicio en 155 millas por hora (mph) o 249.4 kilómetros por hora (kph).   Por el lado de las mujeres, a la extraordinaria jugadora Venus Williams  se le llegó a medir servicios con velocidades de 127 mph o 204 kph.



El croata Goran Ivanisevic, fue conocido precisamente por sus saques que llegaron a alcanzar

una velocidad de 200 mph / 321 kph.  Este jugador, en el año 2001, casi retirado, ocupando el escalafón 125 como jugador profesional y recibiendo un pase de cortesía, logró una proeza: ganó por fin el  famoso torneo de Wimbledon en el que había participado ya varias veces sin éxito, constituyendo esto un hito histórico que engrosan los anales del tradicional torneo.   Me llamó la atención una emotiva tarja o estela a la entrada de la cafetería donde se encuentra la cancha principal, que traduzco para facilitar el entendimiento: "Si nunca vuelvo a ganar otro partido, ¡qué más da! No importa lo que haga con mi vida, ni adonde vaya, siempre seré un campeón de Wimbledon". 



Estas velocidades son superadas con el paso del tiempo.  Para ello los atletas de alta competición deben tener excelentes condiciones físicas y mentales, y desarrollar una depurada técnica que deben practicar en horarios de al menos ocho horas diarias.   Las técnicas ayudan a lograr desplazamientos efectivos y versátiles, para superar las dificultades asociadas al tipo de superficie (césped, arcilla, asfalto, carpeta), la tecnología de la raqueta, la confección de la bola.   De esta forma se preparan alcanzar niveles de competitividad retadores, que influyen en la velocidad de la bola y el desplazamiento.  Por ejemplo Pete Sampras, considerado hasta hace poco el mejor jugador de tenis de la historia, desplazado ya al segundo puesto por Federer, nunca pudo obtener una copa en el abierto de Francia, Roland Garros, torneo que se juega sobre una superficie de arcilla.    Por otro lado, las lesiones de rodilla son frecuentes en superficies rígidas como el asfalto, por lo que una buena técnica en el desplazamiento y movimiento de los pies, ayuda a prevenirlas.  Lamentablemente, existen profesionales que a pesar de tener buena técnica, se exigen demasiado provocando lesiones afectando su desempeño, que por otro lado beneficia al contrario.    Por ejemplo, a Federer se le abrió una oportunidad de ganar Roland Garros en el 2009, gracias a que el español Nadal, fue derrotado por Robin Soderling, que jugó afectado por una lesión en su rodilla.   De hecho esa misma lesión provocó que fuera destronado del primer escalfón mundial por Novak Djokovic.   En el caso de Federer, se ha observado que su técnica es muy eficiente, reduciendo al mínimo las lesiones y prolongando su vida activa como jugador de alto nivel, con una edad superior a los 31 años de edad.

En el pasado los jugadores desarrollaron unas rivalidades que llegaban al odio o desprecio en la cancha.   Sin embargo eso ha cambiado notablemente en la actualidad, y la caballerosidad, la clase se impone, de forma ejemplar.   Esto fue así con la fraterna rivalidad demostrada entre los excelentes jugadores Federer y Nadal por varios años, quienes desarrollaron una amistad casi de hermanos.    De hecho es cada vez más evidente la fraternidad ahora que Djokovik está liderando, su carisma y simpatía crea empatía entre él y los demás jugadores, así como con el público. Por otro lado, qué pena  no pude venir en agosto, período que se celebró el Torneo en su edición 2012; aunque tampoco  pude

en septiembre, cuándo se celebraron las Olimpíadas de Londres 2012.   En este último el campeón olímpico fue el escocés Andy Murray, orgullo de los ingleses, y más de los escoceses, que por años ansiaron una medalla  de oro olímpico, desde que Josiah Ritchie lo hiciera en 1908.   Con este logro Murray impidió que el suizo  Roger Federer lograra el único campeonato, en modalidad individual, en el que todavía no ha logrado su medalla de oro (ganó oro en dobles en las Olimpíadas de Pekín 2008), resignándose a la medalla de Plata.


Visitar Wimbledon, recorrer sus instalaciones abiertas para nosotros los aficionados o interesados es una delicia, gracias a su museo, la facilidad para comprar algunos souvenir,  tomar  fotos a las instalaciones e incluso acariciar con timidez la grama que alfombra las canchas.


Fue una agradable sorpresa notar cómo la innovación tecnológica es utilizada para enriquecer la visita por este memorable lugar.  Un  holograma del estadounidense John McEnroe, otro legendario campeón, no solo  conocido por su habilidad en el servicio y la volea, sino también por su agrio y temperamental carácter.  Quién, como un simpático fantasma, compartió su testimonio acerca de los famosos enfrentamientos contra Bjorn Borg en los ochentas, así como anécdotas, sueños y anhelos de triunfar, desde muy joven, en Wimbledon.   Su triunfo dio paso a una nueva generación tenística, en la cual los estadounidenses predominaron.



Volviendo a la edición de Wimbledon 2012, en agosto pasado, el campeón lo fue el suizo Roger Federer, quien en ese momento a la edad de 30 años de edad, logró convertirse en uno de los únicos tres jugadores de la historia junto con Pete Sampras (2000) y Williams Remshaw (1889) en ganar siete títulos en ese prestigioso torneo.  Cada nuevo torneo que gane Federer, prolonga su racha ganadora y extiende su impronta en la historia del tenis.


Curioso el dato sobre Remshaw es que llevó en su haber el logro de  hilvanar seis títulos de forma consecutiva, siendo el último en 1937; beneficiado por el privilegio que aplicaba en aquel entonces: el ganador del pasado año se presentaba directamente a la final del próximo.   En la era moderna dicho privilegio ya no existe, y aunque esa racha no ha podido ser alcanzada, hay jugadores que coquetearon con el intento: Bjorn Borg y Roger Federer.    Por cierto, otro dato curioso, ahora respecto a Federer, es que con el triunfo en Wimbledon 2012, le permitió recuperar el liderazgo en el escalafón mundial de tenistas profesionales, y con ello la oportunidad, que aprovechó, de consagrarse como el jugador con mayor cantidad de semanas ocupando la posición número uno en la historia del tenis.

Me despido de mis comentarios sobre Wimbledon, dejándoles la foto de Federer en la que muestra su trofeo a la multitud que no pudo acceder a la cancha para presenciar el partido.   Esta es otra regla del torneo, que obliga a los campeones a realizar esa ceremonia, para disfrute de los fanáticos y obviamente del campeón.

La Final de los Masters en el Estadio O2

Otro evento que visité fue el campeonato Final de los Masters en el moderno Domo Millenium de Londres, también denominado el Estadio O2.



Este es un prestigioso torneo de fin de año, en el que se enfrenta los 8 mejores jugadores del escalafón profesional del mundo.    El Domo del Milenio, es una estructura moderna, con un uso extraordinario de recursos de alta tecnología, y donde se presentan algunas obras artísticas en formato gigantesco.


La vista es agradable, a pesar de la concurrencia, hay suficiente espacio de parqueo, para transitar y transportarse sin mayores dificultades.


Allí tuve la ocasión de presenciar al campeón Andy Murray, quién venía de ganar el Abierto de los Estados Unidos (US Open) y establecer un nuevo hito, ser el primer inglés, perdón escocés, que gana un torneo de Gran Slam desde Fred Perry en 1936.


Murray ha alcanzaddo un nuevo nivel de juego, luego de contratar los servicios de checo Ivan Lendl, legendario campeón del mundo, conocido por su poder y frialdad en el juego.




Se enfrentó en Semifinales al francés Jo-Wilfred Tsonga, en un emocionante partido en el que Murray lució muy superior, venciéndolo rápidamente.   Aunque luego cayó víctima de Novak Djokovik, quién al final terminó campeón al vencer al campeón defensor Roger Feder, y recuperando así su lugar como número uno del escalafón mundial de tenis profesional.



De esta forma, disfruté en Londres, de dos lugares que anhelaba visitar para unir a mis recuerdos memorables.