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domingo, diciembre 26, 2010

El diario de la niña...

Publicado sin correcciones. Escrito a finales del 1995, publicado ahora en los días finales del 2010.

1 de junio
!Hoy es el mejor día de mi vida!
Luego de más de tres semanas de mi hermano Ernesto haberme prometido un perrito, al fin lo ha traído. No quepo en mí de la emoción. Día tras día le recordaba que cumpliera su promesa y él afirmaba que la cumpliría. No le creí hasta hoy.
!Y qué bello que es! excúsenme que no es un él, es una ella. Aún no sabemos qué nombre ponerle; creo que será "Cremita", por su bello color crema y a sugerencia de mi hermano.
Hoy he renacido, pues estaba muy solitaria. Mi hermanita no está, se fue a estudiar al extranjero. !Tanto la quiero! La perrita me ha motivado mucho. A partir de hoy describiré aquí cuánto viera, oyera y pensara de mi perrita. !Es tan mona!
Le he preparado una camita bien confortable. Espero que le guste.
Es una cachorrita que apenas tiene tres semanas de nacida. Me cabe entre las palmas juntas de mis dos manos. Es su color como el de la arena, bueno, un poquito más parda. Sus patitas son blancas, así como su pecho. Hace tan buena armonía el contraste, que de seguro, a todos gustará. Por lo que dice Ernesto, mi hermano, es una mezcla de poodle con pequinés, y dijo que crecería de cuatro a cinco centímetros más.
Le serví en una pequeña cantina leche tibia, parece que le gusta, luego se recostó en la casita que le preparé.
!Qué regalo más especial me han hecho!.

2 de junio
Despertó esta mañana muy tranquila, y con los ojos llorosos. !Pobrecita!, me pregunto si tendrá pesadillas en las noches. La cargué en mis brazos, y es su pelo tan suave. Le pregunté a mi hermano sobre esto y me respondió que tal vez pasaría unos días tranquila hasta que se adapte a nuestro olor, a nuestro calor: a nuestro hogar. Seguramente es cierto pues yo cuando voy de vacaciones a casa de mi abuelita, siempre extraño los primeros días a mami y a todos en casa.
!Pero yo quisiera que salte, brinque y patalee! Tendré que esperar y, mientras tanto, quererla mucho.
Todos aquí están bien contentos. Tanto, que le hacen mimos, la añoñan y le pasan la mano con cariño. ¿Por qué será que damos más afecto a los animales que a nuestros semejantes? He notado esto en muchas ocasiones, !muy extraño, la verdad que sí!.
Le he servido leche tibia, y !la lame con una rapidez!. Parece que hacía mucho que no comía. No comprendo cómo lo hace, pero así es como bebe. Para un ratito, mira a los lados y vuelve a lamer. Luego va tranquilita a la camita que le preparé y duerme, por un ratito. Me pregunto si será así por siempre de tranquila, o si estará enferma.

3 de junio

Hoy veo que camina con timidez fuera de la habitación. Me acerco a ella y retrocede como asustada. La tomo en mis brazos y paso mi mano por su cabecita. !Qué pequeñita que es! !Es tan tierna!. Me lame los dedos y siento una sensación de dulzura !tan agradable!. Me hace esto sentir tan feliz. !Cuánto la quiero, en tan pocos días! Veo que la querré más todavía.
Camina con tanta gracia que el solo verla me emociona tanto que engrifa mi piel.
Hoy ha bebido también su leche tibia. ¿No se cansará de beber siempre lo mismo? Pregunté a mi madre y me dijo que "es una bebé, y los bebés quieren siempre el calor de su madre, beben mucha leche, es natural". Me dijo también que cuando yo era pequeñita, un poquito más grande que Cremita, ella me alimentaba con mucho cuidado y ternura. Dice que yo bebía mucha leche de sus senos, tanto que ella creía que se los iba a vaciar. Yo me pregunto ¿de dónde sale tanta leche? Porque según ella dice mientras más yo mamaba más leche tenía.
Mi madre le cambió el nombre a Cremita, dice que necesita un nombre de humanos. El nombre que le puso fue Kary. Dice ella que lo sacó del libro de un tal Kundera. !Los nombres del libro y del escritor son tan extraños!, lean: "La insoportable levedad del ser", no sé lo que significa pero suena incomprensible para mí.
Me parece que mi mami la quiere mucho pues la carga y acaricia constantemente. ¿No le hará daño tanto cariño? Bueno de lo que estoy segura es que más daño le haría el golpearla. No sé por qué tenemos tanto temor a querer a los humanos, y a los animales le mostramos tanto afecto. Aunque mi mami siempre me abraza y me acaricia con mucho cariño. Me quiere mucho. Katy; el nombre me gusta, llamé a Ernesto a su trabajo. !Trabaja tanto mi hermano! Bueno, le dije el nombre que le pusimos y no se sorprendió, me dijo que le había extrañado que no hubiera pasado antes. Cuando le pregunté el porqué, me dijo que en el libro del señor ese, la perrita que se llamaba, creo que Karenina, había durado !diez años!, que al final tuvo una mala enfermedad y tuvieron que matarla. No recuerdo qué palabra dijo, pero significaba algo así como "matarla para que no sufriera". Eutanasia, creo que era la palabra. Me dijo que mami se emocionó tanto al leer esa parte del libro que lloró.
Cada cual tiene sus razones para tomar decisiones. Y yo que pensaba que había sido bautizada así porque sí. Pero sabiendo ya el significado, y que evoca tanto cariño y ternura, le llamaré con más razón Kary.

4 de junio

Se levantó muy alegre la perrita. Se acercó a mi cama y se sostuvo en sus dos patitas traseras, recostando las delanteras en los bordes de la cama. Quería como que la subiera o le diera cariño o tal vez tenía hambre. Debido a mi confusión hice las tres cosas, y las tres le agradaron.
Cuando estaba sobre mi cama comenzó a jugar. Parece que le gusta mucho estar entre las sábanas. Las mordía, se movía de un lado al otro, saltaba y hasta dijo su primera palabrita !Jáu! La dijo con cierta timidez, pero sonó juguetona. Le comenté esto a mi hermano Ernesto y dijo que Desy el personaje de un libro llamado "La Pasión Turca" de Gala, al oír a su perrito Trajín ladrar la primera quería saber, que habría dicho. Nunca comprendo las extrañas relaciones de ideas que hace mi hermano con sus libros. Mi madre llegó en ese momento y me dijo que no la subiera a la cama, pues luego se acostumbra a estar sobre ella y muerde las sábanas, almohadas, y hasta se haría pupú y pipí. Creo que mi madre tiene razón.
Aún hoy le di su leche tibia.
Ultimamente, se está haciendo pipí en todos lados. Mi hermano me dijo que estuviera con ella todo el tiempo y cuando notara que estaba haciendo sus necesidades, le diera un golpe "suave, pero firme" en su naricita -no entiendo eso de "suave pero firme" pero, qué más da-, y la llevara sobre unos periódicos; así sabría que no nos gusta que lo haga en cualquier sitio, sino sobre ellos.
!Cuánto aprende uno, con un animalito tan pequeño!

5 de junio.

Por ser hoy domingo mi hermano, al ir a caminar por el parque junto a mami, se llevó a Kary. Yo quería acompañarlos pero una amiguita me invitó a la celebración de su cumpleaños, en su casa.
Le había contado a ella qué bonita e inteligente era Kary. Ella por poco hace que se la regalara. Hay veces que se aprovechan de la buena voluntad de una o del amor que se siente por el otro. Me dijo que de cumpleaños le regalara mi perrita. Estoy segurísima de que Kary hubiera estado muy bien en su casa. Sin embargo, yo hubiera estado muy triste. Se lo dije a mi hermano y me dijo "vamos a comprarle un peluchito, igual a Kary". Salimos a buscarlo y créanme, lo encontramos. Tan parecidos eran que de no estar inanimado el peluchito, habría creído que era Kary. Se lo regalé y le gustó mucho. Me dijo que le hubiera gustado mucho Kary, pero que sabía que yo la quería mucho y no maltrataría nuestra amistad por ella -me sentí muy aliviada, pensaba que iba a ser uso de nuestra amistad para martirizarme-. Le dijo a su padre que le comprara una. Me dio mucha pena, !lloró tanto al decirme que su padre le había dicho que "no podían tener un perro en un apartamento"!. Que era muy pequeño el espacio para tener un animal en la casa. Ella le dijo que yo tenía uno y que también vivía en un apartamento; en definitiva, le negó el regalo. Me dio más pena aún porque le regaló un Nintendo.

6 de junio.

Mi hermano me contó cómo le fue en el paseo por el parque mirador, junto a mami y Kary.
Dice él que mucho tiempo han caminado por el parque y nunca nadie, excepto amigos que a veces encontraba, le saludaba. Ahora con la perrita a su lado, caminando a veces, en sus brazos otras, todos lo miraban, le preguntaban por la perrita, la mimaban, la cargaban y era alagado por todos.
A mí se me parece esa situación a cuando una madre anda con su bebé, y él sonríe con su carita tan graciosa, estrujando sus manos o extendiéndolas alegremente y luego pasándola por la cara. Abre su boquita, balbucea y muestra sus dientecitos. ¿A quién no le agrada esta vista? Cuantos están cerca, se aproximan y hacen payaserías o gestos graciosos para mantener la alegría de la criatura, que a la vez es alegría de todos. Esa gente no sabe lo ridícula que se ve haciendo tantos gestos raros, o tal vez lo sabe, porque en cualquier otra situación se sentirían ridículos. De una u otra manera, la gente se hechiza o queda embrujada ante situaciones tan sencillas, que nos hacen sentir humanos y con un gran corazón.
Me siento muy orgullosa de tener un animalito tan gracioso, simpático e inteligente. Parece un peluchito. No sé si es porque yo sea una niña porque a fin de cuentas, a todo lo que digo me responden diciendo "tú no comprendes, eres apenas una niña", como si yo fuera tarada, anormal o no tuviera ojos para ver lo que están haciendo mal o bien. Me parece que todos sienten la misma ternura al ver a nuestra Kary, así como al ver un niñito de mi ejemplo.
Cuenta mi madre que mi hermano le dijo, debido a la experiencia de ayer, sus consideraciones respecto al tener un perro, que era estar en un estado muy interesante. Que ella le preguntó qué quería decir y él le dijo que había leído una novela que se llamaba "El Perfume" de un tal Suskind, no comprendo como se aprende esos nombres. En esa novela el protagonista había matado a veinticinco hermosas y jóvenes doncellas -me huele a cuento de hadas-, había tomado el aroma que despedía cada una de ellas y logró un perfume de una perfección tan grande que "el mundo se rindió a sus pies a rendirle tributos y a amarlo", y que hasta el padre de la última doncella asesinada, por cuya muerte había sufrido mucho, se humilló ante él y que hasta quería adoptarlo como hijo.
Le pregunté a mi madre qué tiene que ver un asesino con nuestra perrita, pues no podía comprenderlo. Ella me dijo que mi hermano no estaba relacionando los asesinatos, pues éstos aunque habían sido horribles, habían sido un medio para llegar a la perfección, sino la situación que se presentó ante los que iban a guillotinarlo, ya que al perfumarse, todo lo que era maldad, afrenta y venganza se convirtió en amor, placer y entrega.
Yo la verdad no comprendí la anécdota, creo que era muy profunda para mí. Me parece, a mi limitado entender, que eso debe tener algo que ver con aquello que siempre dice la gente "el fin justifica los medios". Creo que es un tanto cruel la situación.
El hecho es que mi hermano se sentía perfumado por el magnífico aroma que emitía el perro, ¿a un vaho perruno llamarlo perfume?. Tal vez, lo que quería decir, es que a todos gustaba tanto el perrito que como un buen perfume, embrujaba a quienes le gustaba la ternura de su mirada. Complejo, ¿no?

7 de junio.

Estoy asombrada de cómo se aprende tanto en tan poco tiempo y, siempre y cuando, estamos entusiasmados.
Siempre he oído a Ernesto decir, que nunca se termina de aprender; y de hecho, a medida que vamos aprendiendo y nos admiramos de este aprendizaje, queremos aprender más. También le he oído decir que aprendemos más de quien más admiramos. Creo que mencionó a un autor de donde leyó eso, un griego o romano qué se yo, Séneca tal vez.
Una vez mi madre me leyó un libro de la Biblia, creo que se llama el Eclesiastés. Este libro es un poco depresivo. Parece que el individuo, que se llamaba el predicador, y que mi madre dijo era Salomón, "hombre más sabio -según ella- no ha existido sobre la tierra"; estaba en un estado mental tan malo, que no veía, a pesar de su mucha sabiduría, lo bello que era tener un lorito sobre la mano comiendo alpiste o ver el sol al amanecer o la sonrisa de un niño o las travesuras de una perrita como la mía. Temo hablar de estas cosas, mi madre dice que el estar en contra de lo que ahí dice es blasfemar e ir en contra de la sagrada sabiduría. El predicador dice todo el tiempo "todo es vanidad, vanidad de vanidades". No obstante aquí lo escribo secretamente, pues sólo yo sé que está aquí. Creo que más blasfemia es mantener mi inquietud en mi pecho que escribirlas en éste, mi diario confidente. Así sólo yo la sabré. Pero no sé de qué me preocupo, pues sólo soy una "pequeña niña mocosa", y este hecho me excusa.
Desconocía el verdadero significado de estas ideas hasta que llegó Kary a habitar entre nosotros. Apenas tiene mi querida Kary una semana conmigo y me he llenado de felicidad, he aprendido cosas que de seguro no hubiera aprendido sin ella. Supongo que mientras más felices estamos, más vivimos las cosas que nos ocurren.

8 de junio.

Mañana mi prima, la Dra. Peñalba, me pasará a buscar para llevarme a pasar unos días en su casa. Dejaré a Kary junto a mami. Mi prima tiene un bebé más bello que una rosa bañada de rocío, al salir de su botón, en la mañana. Yo creo que, en verdad, lo uno no es más bello que lo otro. Ambos tienen su belleza, y nos hacen sentir hechizados.
A veces creo que voy a morir del corazón, puesto que éste siempre está embelesado y latiendo, con una dulce prisa, al momento en que tengo estas extrañas ideas o veo esos interesantes sucesos.
Aparte del bebé mi prima tiene una perrita tan graciosa como Kary. Ella le llama Lasie, como la de la película. Aunque creo que desde el punto de vista del tamaño, el nombre le queda grande, desde el punto de vista de la ternura que expresa no sabría decir cuál lo sería más.
Mi prima vive en la playa, el lugar donde más me gusta estar. Se siente una tan libre siendo acariciada por la brisa, rociada por la espuma del mar contra las rocas. Pero me disgusta mucho cuando la arena es levantada en remolinillos por la brisa, pues se me introduce en los ojos, provocándome muchas molestias.

13 de junio.

He llegado temprano de la casa de mi prima. Me dejó antes de ir a su trabajo.
Aunque he llamado desde el día en que me fui a casa de ella para saber como estaba Kary. Por más respuestas agradables que me daban, la sensación de estar lejos de ella no era nada reconfortante. Cuando estamos lejos de las cosas que queremos nos entra una nostalgia, sentimos que nuestro corazón llora. Así me sentí, aún cuando el bebé de mi prima se comportó de manera muy graciosa mientras yo estaba junto a él. La perrita que tienen, es tan graciosa como Kary, yo la cargaba con mucha alegría y la cosquilleaba.
Hoy salí con Kary al parqueo y los niños se acercaban a mí para acariciarla y quererla.
Ya creo que está bueno de tanta leche tibia, se lo dije a Ernesto y estuvo de acuerdo. Salimos en la tarde al super y compramos, entre otras cosas: alimento para cachorros, mi hermano buscó el mejor, Pedigrí, una funda mediana, "para un mes por lo menos"; también tomé una vasija para echar la comida; champú para bañarla y cepillo.

14 de junio.

Carmelo, mi otro hermano, salió hoy con Kary. Tiene él unas formas muy ásperas al querer. Toma a uno y le abraza como un oso. Le estruja a uno la cara, hala las mejillas y besa con fruición. Cuanta brusquedad hay en él.
Asimismo quiere a la perrita, y ella, muy zalamera por cierto, antes que huirle se le acerca y retoza sonriente con él. Es media masoquista ella. Pero no dudamos que tras cada brusco abrazo, Carmelo encierra el más grande amor. Es tan sensible cuando tiene que serlo, y tan irascible en ocasiones. Yo lo quiero mucho también. Pues él salió con ella y duró casi dos horas fuera de la casa. Cuando llegó me contó con mucha alegría, que gracias a Kary fue víctima de tanto aprecio y atención por parte de las vecinitas del área, que de ahora en adelante iba a salir con ella todos los días.
El le llama "imán". Y no crean que es por los individuos éstos del oriente, que se mantenían espiritualmente unidos a su Mahoma. No, es por el gran poder de atracción que tiene. Es acaso posible que una cosita tan pequeñita pueda tener en los demás un efecto tan grande. Kary demuestra que así es.

15 de junio.

Creí que al darle su alimento, debido a lo pequeño de sus dientes, no comería. Me equivoqué. En cada momento me demuestra cuán inteligente es.
El alimento que compramos parece como cereal para perros. Viene en pequeños granos, que creía yo eran muy duros para los dientecitos de Kary. Me equivoqué. Tomó los granitos, que estaban tostaditos, y los comió sin la menor molestia, antes por el contrario, con mucha satisfacción. Le gustó mucho el alimento. Yo probé el alimento. Me gustó.

16 de junio.

Los veterinarios así como los doctores provocan en mí un miedo tan grande. Supongo que así debe sentirse mi padre con respecto al mecánico. Cada vez que él le lleva el carro siempre lo deja. Y lo más penoso del asunto es que le dicen "venga mañana a buscarlo" y así lo mantienen por una semana; !y cuidado!. Luego, cuando por fin se lo entregan, le cobran tanto dinero que para no explotar respira resollando pasándose la mano por su gran calva.
Pero son un mal necesario.
Hoy llevamos a Kary al veterinario. Me da un temor el llevarlo, pero Carmelo me acompañó.
Ellos, los veterinarios, están dizque capacitados para conocer los problemas que tienen. Ernesto me contó que leyendo una novela "De Amor y Otros demonios" de Márquez, un personaje llamado Abrenuncio, hombre muy culto, ateo y doctor; se quejaba porque tenía mucho trabajo cuando un colega inexperto le ponía las manos a un paciente. Estoy de acuerdo que no todos los doctores son unos irresponsables, inexpertos y crueles practicantes. Sin embargo, más bien son la excepción a la regla, que la regla misma.
Una vez donde el veterinario nos preguntaron si queríamos que le inyectaran !siete vacunas!. !Doctor -le pregunté- y ella podría soportar que la puyaran siete veces!. Siempre me pongo en el lado de los sufridos y yo misma no lo resistiría. !Qué doctor es éste!
También me preguntó que si quería cortarle el rabo. Lo miré con toda la rabia que podía. Cortarle el rabo. Me dijo que "les crece mucho el rabo y si no se cuida bien se les enferma". Di un no rotundo a ambas cosas. Y me descontrolé, entrándome ganas de llorar. Mi padre dice que soy una llorona, creo que así es. Pero eso no significa que llore sin motivos. Y es que lloro ante tanta injusticia, crueldad y violencia innecesaria. Si revisamos las estadísticas, y de esto no sé nada, estaría dispuesta a apostar que más personas y animales mueren en manos de un doctor o un veterinarios, por el tratamiento que les llevan, que por muerte natural.
Le dolió mucho la inyección. También le dieron algo a lo que llamaron "vermífugo", para los parásitos. Por último me dieron una bolsita con alimento para cachorros "pruebe este alimento, es bueno y mucho más barato que el que le están dando".

17 de junio

Le eché en su tazón, el contenido de la bolsita que me había dado el veterinario. La probé y me pareció un tanto amarga y con un sabor muy marcado a pollo. No me gustó.
Kary, tampoco aprobó el alimento antes mencionado. No solo no lo probó, sino que mientras estuvo en su plato no se acercó a él. Me pregunto si será que tenemos gustos parecidos, o si es que quienes hacen los alimentos los hacen pensando que quienes lo comerán serán los animales, y que ellos no tienen buen gusto. Pues Kary sí lo tiene, por lo que veo.
Y la prueba de lo malo que era es, que boté el contenido del plato, le eché el que siempre le hemos dado y "voila" vino con rapidez a comer.
18 de junio

Kary está haciéndose pupú donde le viene en gana. Mi madre dice que la quiere mucho, pero que si se mantiene en esas vamos a tener que regalarla. Me puso esto muy triste.
He puesto periódicos en los rincones que acostumbra "regar" y "adornar".

19 de junio

Cada día está más juguetona. Le hemos dado una toalla vieja, le gusta despedazar lo que llegue a sus garras. También tiene una pelotita, con la que juega muy entretenidamente. Ha intentado subirse a las camas saltando, mas no lo ha conseguido, mas si sigue intentando no dudo que lo logre.

20 de junio

Mi padre se está quejando de que Kary recibe más atenciones de mami que el mismo.
Para mi madre, la llegada de Kary a la casa, así como para el resto de nosotros, ha sido fuente de alegría, curiosidad, cariño y entretenimiento.
Espero que nuestra alegría y entusiasmo dure mucho. No sé porque pero he observado que la felicidad dura poco. Cuando más felices estamos, mas cuidado debemos tener. Creo que la felicidad es como una montaña, se va escalando y escalando hasta llegar a la cima. Cuando estamos en la cima, no hay mayor felicidad y como consecuencia tenemos que bajar. No podemos mantenernos en ella por siempre.
No así es la pena y la tristeza. Usualmente estamos al mismo nivel que ellas. Hace unos días criticaba al Eclesiastés de la Biblia, pero comprendo ahora lo que dice. "Todo es vanidad..."

21 de junio

No sé porque existen determinados signos que nos hacen ser más cuidadosos. Los adultos le llaman superstición.
Me he preguntado muchas veces qué relación tiene una constelación, que está muy lejos de nosotros; o un cometa, que pasa cada cierta cantidad de años; o un viernes trece; o que se sienten trece personas en una mesa a comer. Son cosas que no comprendo pero siempre lo relacionan a la mala suerte.
En mi casa no son la excepción. Mi madre, cuando sueña teme el soñar con dientes o bodas. Mi padre, cuando una mariposa parda, de las grandes, entra en la casa y se mantiene dice que algo malo ocurrirá. Mis hermanos, no muestran ese tipo de supersticiones, pero alguna tendrán...


25 de junio

He estado algo enferma últimamente. Me han tenido que alejar en estos días de mi querida Kary. Parece que me provoca alergia. Menos mal que el problema es temporal. Porque si lo que es fuente de alegría, también me causa pena sería muy contradictorio.
Sin embargo, desde lejos la veo, y la noto !tan bella!.
Cuando camina, !camina con un garbo! Me recuerda el caballo "Victoriano" de mi querido tío, en la finca. Siempre anda con unos caballos, dignos de ser cabalgados. El cuello lo mantienen espigado. La cola la levantan con una gracia y una destreza que provocan deleite en todo el que la ve. "!Son caballos de pura sangre!", dice él cada vez que voy.
Pues veo a Katy, moviéndose como un pura sangre. Se contornea al caminar, levanta su rabo con gracia. Su cabeza la eleva pavoneándose, como consciente de que gusta a todos.
Ernesto me ha dicho, en ocasiones en que he salido con él, al ver una chica que camina con tanta gravedad y fantasmosería "mira esa maldita como camina, consciente de que está acabando; lo peor de todo es que tiene razón..."

30 de junio

Al fin ha terminado mi enfermedad. Estas enfermedades respiratorias son muy peligrosas. Pero he salido ilesa.
Kary, cuando me acerco a ella, me va al encuentro. La cargo, la brinco.
Me alegra ver a mi madre cuando la abraza. Escuchando algún merengue que le gusta la lanza al aire o la levanta por agarrando sus bracitos y dejando los piecitos sobre sus piernas. La mueve de un lugar a otro y su lengüita se mueve con gracia. Y da la impresión de que se está riendo.
Ernesto demuestra con ella su afecto bailando los valses mágicos de J. Strauss. El es enfermo con esa música. Oír esa música llena de gracia, glamour y dulzura es sinónimo a decir que está alegre.
Carmelo, le demuestra su entusiasmo, saliendo con ella y mostrándosela a las vecinitas. "Sólo las mujeres bonitas tienen derecho a tocarla". También la manosea por todos lados y se echa sobre su espalda, esperando que le haga cosquillas.
Yo la abrazo, bailo con ella, la manoseo, la alimento, la baño.
Cuando la he estado bañando, para quitarle esa horrible transpiración perruna, ella lo goza y disfruta.
Qué decirles. Hoy me tocó bañarla y no le gustó nada. Recibí tremendo manotazo y una de las unas fue dibujada sobre mi brazo. Pero la bañé.

1 de julio

Hoy llamó el veterinario diciendo que es tiempo de suministrarle la otra vacuna. ¿Por qué será que me atemoriza tanto la idea de llevarla?
Llamé a Ernesto al trabajo y mientras hablaba con él, Kary dio un salto tan alto que subió a los muebles. Le manifesté que ha estado muy alegre hoy. Le dije lo del veterinario. Y me dijo que en un rato venía, que la llevaríamos juntos. Yo sabiendo, que mi hermano no depende de él sino de su trabajo le dije, que si quería yo podría llevarla. Que tenía dinero, pero que cuando llegara me diera el dinero.
El aceptó. Me vestí, y al salir de la casa vi entrar a través de la ventana una mariposa gigante, de esas marrones que les había dicho mi padre considera son de mal agüero. Nunca he creído en supersticiones, pero me llegó a la mente una frase que le gustó mucho a Ernesto, en un momento en que leía "El nuevo viaje a las Alcarrias" del escritor Cela. Le preguntaron "si creía en las supersticiones" y el respondió "no, pero respeto mucho las casualidades".
Llevé a Kary y el veterinario decidió por sí aplicarle cuatro vacunas; no sé por qué lo hizo, pues la vez anterior preguntó antes de aplicarle la primera. Aunque lo llevé a vacunar.
Lloró mucho. Yo lo acompañé. La enfermera me dijo "no te dejes atemorizar por los perros" y le agarró el hocico con fuerza, de donde salió un gemido, que hasta a atravesó el alma. Limpiaron sus orejitas, introduciéndoles un algodón envuelto en una pinza. También gimió. Le aplicaron las vacunas, muy cerca de la cabeza, y esto no sólo hizo que llegara al más alto grado de sufrimiento, sino que se retorció y se escondió debajo de un escritorio que allí había.
Yo estaba fuera de la habitación donde eso ocurrió porque me había apenado mucho, no sólo no poder defenderla, mas la crueldad que exhibían al tratarla.
La vi salir y esconderse debajo del escritorio. La llamé y no respondió. La saqué entonces. Su lengua estaba amoratada, "qué extraño -dije- siempre la ha tenido roja". El médico me dijo que tal vez le faltaba algo de aire y estaba mareada. Que la llevara a mi casa y la pusiera a dormir y descansar.
Cuando llegué a la casa aún estaba comportándose de manera extraña. La solté para que me siguiera, y se quedaba como mareada. Telefoneé al médico y me dijo que "la mantenga tranquilita". !Oh no -dije- no quiero que muera!
La tomé en mis brazos, y me rechazaba, quería estar suelta. Le daba de comer y ni miraba la comida. Se sentó de una manera extraña, pues la parte superior de su cuello, es decir la parte del lomo anterior a la cabeza, estaba extendida, presentando una ligera curva, como si le doliera esa parte del cuerpo y quisiera flexionarla para evitarlo. Entonces su lengua la tenía fuera, estaba completamente morada. Los ojos dilatados, y no me reconocía. En esta situación la encontró mi hermano al entrar.
Yo no sabía que hacer, estaba impotente. Había llamado tres veces al doctor, y las tres veces me había recomendado el permitir que descanse a la perrita. Yo estaba roja, presintiendo lo peor, lloraba por no poder hacer nada para evitar la desgracia.
Cuando mi hermano entró y vio la perrita, la cargó y notó que respiraba con dificultad, que gemía sin defensa, me pregunté y todo le contesté; aunque no sé si me comprendió, pues estaba en medio de una crisis de histeria.
Tan pronto dije lo propio, me dijo que me vistiera, que la llevaríamos urgentemente a donde el "maldito matasanos de M... ése". Llegamos rápido. El veterinario, al verla en brazos de Ernesto, se la quitó urgentemente y la recostó en una mesa pulida, pero dura, sin ningún tipo de confort.
Entonces fue cuando lo más extraño ocurrió. Mientras estaba sobre la mesa, extendida, comenzó a sangrar. Salía un flujo continuo de sangre desde dentro de su cuerpo. Es obvio que no era de su boca, era de más adentro.
Ella comenzó a convulsionar, gemía y se retorcía como si le clavaran algún instrumento punzante. No lo podía soportar. Y nada de lo que hacía el doctor funcionaba.
Desconfío, por la poca habilidad que exhibía, del doctor. Le inyectaron vitamina K, y no se qué gran cantidad de otras. Buscaba todo tipo de ampollas, las abría y llenaba los émbolos de las siringas. De inmediato las inyectaba. Le metió por su boca un tubo para aplicarle oxígeno, le aplicó suero...
Ante nada somos tan impotentes como ante la muerte.
!Kary!, nuestra adoración, nuestra bebé, la fuente de nuestra felicidad, de mí felicidad, murió.
!Cuánto sufrimiento! cuánta pena hay en mi alma. No puedo contenerme. Mi hermano me abraza. El también está sufriendo, pero no lo muestra. Sus ojos lucen llorosos.
Mi madre llega a la casa. Le decimos lo que ha pasado y su llanto es más amargo que el mío. Preguntó a Ernesto "¿cómo fue?, -balbuceó con tristeza- hace un momento que estaba bien..."
Ernesto respondió que "el médico dijo que la habían dejado caer, pero yo le había respondido !que buscara otra excusa, que la perrita estaba muy bien antes de venir; y que si se hubiera caído habría tenido algún golpe que identificara lo que pasó!; !que él y sus asistentes la habían matado con sus vacunas; por qué tenían que inyectarle tanto!; que no era ningún médico para asegurarlo, pero que seguramente cuando limpiaban las orejas, o al inyectarla habían provocado una hemorragia interna..."
Al final mi hermano dijo "por más argumentos que yo tenga, él siempre tendrá la manera de negarlo, gracias a la autoridad que le da su investidura". En definitiva, el médico nos culpó de haberla dejado caer, a pesar de las lógicas razones de Ernesto.
No he podido dormir y me siento hondamente apenada. Luego de la cena, mi padre me vio llorar y me reprochó "si eso es por un perro por lo que lloras tanto, me imagino con un familiar", yo le respondí "puedes tener la seguridad de que lloraré menos...".

12 de julio

El objetivo de este diario, era relatar mis impresiones sobre Kary. Ahora que se fue no tengo más que agregar. En la casa aún ronda su "perfume", me vibra el corazón al evocar sus saltos, su lengüita, sus tímidos ladridos, su alimento, todo.
Seguramente donde está ahora la pasará muy bien, pues mi abuelito la cuidará como yo la cuidé.
Ahora, cada animalito que veo, las aves, los perros, los gatos, me hacen llorar. Estoy nostálgica, la lejanía en que se encuentra Kary me pondrá así. El problema es que no tengo manera de saber de ella. Sólo puedo decir que su convivencia me hizo vivir momentos intensos. Me ha dado nuevos amiguitos. Doña Elvira, que era tan recelosa y me insultaba tanto, ya no lo hace; me invitó a comer brownie en su casa. Mis amigos y amigas, me quieren más; y he salido de la soledad en que estaba antes de conocerla.
Me dijo una amiguita que "no hay mal que por bien no venga". Creo que comparto esa idea. Porque cada vez que caemos en situaciones difíciles, aprendemos que "nada es nada, todo es vanidad de vanidades".

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