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domingo, diciembre 26, 2010

El zarpazo de las olas

Publicado sin correcciones. Escrito quizás en 1998.

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I
Que olor a mangos, guanábana, vegetales. Alberto pasa rápido por el mercado. Mejor nos apuramos, antes de que me retrase nuevamente... y quien le dijo a ese idiota que tenia derecho a jugar mis actuaciones, y decírmelo además, como si no fuera suficiente con meterse en lo que no le importa.
Alberto camina con prisa, mirando de tiempo en tiempo su reloj. Ahora a cruzar este maldito río de carros, fíjate como se arremolinan en la esquina y el policía negro, con guantes blancos, parece un personaje pantomímico. El policía gesticula sus manos. Parece un pingüino manoteando, esos movimientos para que continúen, doblen, sigan, giren. Que incomodo. Mira ese tonto como va a cruzar a sus espaldas. De su silbato, que hace tanto ruido, parece que se desprende una sarta de insultos que, gracias que lo tiene en la boca. Alberto ve nuevamente el reloj. Hoy me despedirán, lo se. Me imagino a Beltran: ‘Alberto, acaso crees que debemos tolerarte tanto, y tu terco y rebelde, actúas como te da la gana y sin mesura...’ Bah!
La vía por la cual camina Alberto, es altamente transitada, y caminada. Hormiguea gente a su alrededor, choca en contra de el, a su espalda, de su lado izquierdo, a su lado derecho, lo chocan, lo empuja. Tan pronto tenga dinero comprare aunque sea un motorcito. Que fastidio, no puedo caminar por la acera, ni por la calle, la guagua esta llena, los carros llenos de pasajeros con las cabezas afuera, o parte de los brazos, que repugnante. Y después quieren que uno se comporte civilizadamente...
II
Maribel lee ‘Flores en el Atico’ de V.C.Andrews. Suena el timbre. Se levanta y ve el retrato de Nicolás sobre el gavetero, coloca el libro al frente, sobre el pañito que lo adorna y que tiene una elefante en miniatura, de bronce con el frente mirando hacia el espejo, la trompa en acción, la pierna delantera derecha ligeramente levantada y las orejas desplegadas en forma de abanico.
Se coloca las chancletas deslizando uno y otro pie dentro de ellas. Abre la puerta del cuarto a la vez que se despereza. Sale, gira sobre si en media vuelta y se encuentra de frente a la puerta de entrada; hecha de cristal tintado de ámbar, que permite ver solo desde dentro.
• Otra vez la loca neurótica esta!.
Abre la puerta de entrada.
• Excúseme doctora, ya sabe que no puedo dormir, vivo en completa inquietud y mi esposo nada de comprender...
• Pero Mirna, ya usted sabe que no es nada. Usted es como de la casa y no tiene por que sentirse así.
Mientras entra Mirna, las estrellas fuera titilan con entusiasmo y el viento frío y húmedo de la noche golpea el rostro de Maribel invadiendo el interior de la casa.
• Pasa, pasa Mirna...
• Doctora, necesito hablar, hablar. Nadie me entiende, nadie me comprende; por cierto y el doctor Pelegrin, donde esta?...
Mirna hace un movimiento pícaro con los ojos al hacer la pregunta, y a la vez se rasco la mejilla.-Hoy no esta de servicio, tuvo problemas familiares...
Maribel le muestra una silla, Mirna se sienta.
• Que problema tener familia eh!, cuantos hijos es que tiene?
• No, si no esta casado, ni tiene hijos. Es su madre que tiene achaques, de vejez. Usted sabe, cuando llegan a determinada edad quien las soporta?.
• Doctora!, cualquiera pensaría que me habla a mi...
• Imposible Mirna como va a ser?
-III-
El mar parece una gelatina revuelta. Sus olas chocan contra las rocas violentamente. La arena se levanta en torbellinos breves y ligeros. Un sol radiante bruñe el cuerpo de los turistas. En la distancia, viniendo desde el occidente una pareja, tomada de la mano, se acerca...
IV
• Nicolás, al fin llamas, estaba preocupada por ti, por que no me respondías, te llame al beeper, al celular, a tu casa y nada de localizarte!
...
• Que estabas donde?
...
• Quiero verte.
...
• Pero no comprendes que...
...
• Esta bien olvídalo. Sabes que hace un momento llego la vieja esa....
• Si, Mirna.
...
• Interesada en el doctor.
...
• Bueno, ya sabes, mucho venir a las 2 de la mañana, como si no tuviera nada que hacer. Pero, es su dinero, siempre que pague, que moleste lo que sea.
...
• No se, no se
....
• Que llegaste tarde a tu trabajo?
...
Suena el timbre.
...
• Nicolás, hablaremos luego.
...
Suena nuevamente el timbre.
...
• Cariño, te llamo en un rato. Un energúmeno toca la puerta. Adiós.
Suena otra vez.
V
• Alberto!, acaso crees que debemos tolerarte tanto, y tu terco y rebelde, actúas como te da la gana y sin mesura...!
Lo conozco tan bien que ni le contestare. Por que diablos todos te dicen lo que debes hacer.Supongo que sentimos necesidad de que nos ordenen. Unos de obedecer. Otro que ni les ordenes ni quieren obedecer, otros... No se ni lo que digo, pero esto es un caos.
Alberto camina por el pasillo que conduce a su despacho. Se acerca Mario con un ojo que parece una semilla de zapote.
• Mario, que te paso en ese ojo que esta tan feo?
• Oh, andábamos mi novia y yo juntos, cuando un individuo se puso a hacerle muecas. Nunca me molesto por este tipo de cosas. Sin embargo el tipo comenzó a ofenderla diciendo cosas como ‘tan bella y con ese pelafustán’, etc. Y aun cuando soporte este tipo de burlas, no les hacia mayor caso porque el no me conoce. Pues, el tipo paso de burlas a agresiones físicas. Como consecuencia mi reacción no se hizo esperar y lo empuje diciéndole ‘seno, respete, no me conoce ni le conozco para tomar esas atribuciones’, creo que fui demasiado decente, pero con esa gente no se puede ser decente ni tolerante ni condescendiente. Se molesto. El se molesto!. Me tiro un golpe al ojo; este que ves. Yo perdí el control, lo agarre por los pelos y le golpee la cara una, dos, tres, cuatro veces. Lo levante y deje caer, intento defenderse e incluso me pateo mas de nada de valió, era tarde para el y para mi que estaba arrebatado e iracundo. En el suelo, me puse a horcajadas sobre su estomago y continúe golpeándolo hasta que nos separaron...
• Bien hecho Mario, así aprenderán...
• Ahora siento mucho haberlo golpeado...
• Bueno, la culpa fue de el. tal vez quería quitarse el aburrimiento contigo y veo que fuiste tu quien se lo quito. Andaban tantos locos sueltos, y si no me crees, toma el periódico. ‘Juancito mata hermano por negarle fósforo’, ‘Hijo mata a padre porque le dijo feo’, etc. Este es un mundo de locos, y el exceso de información negativa funciona como los dardos tirados a ojo de buey sobre la gente.
• Ah Alberto, siempre tan gracioso...
• Es lo mas que podemos hacer, tomar las cosas en broma. Sino reventamos.
VI
• Que te paso niña.
• Estabamos en el bar de Anselmo, cuando de repente se aparece esta con mi marido. Esa hija de ... Mire doctora, yo no supe de mi y me levante como empujada por un resorte hacia ella. La golpee fuerte agarrándola por los monos malos esos y le hamaquee la cabeza contra el suelo tantas veces como pude. Esa perra ya sabrá el marido de quien quitar.
• Y que edad tienes -pregunta Maribel.
• Diecisiete anos-responde.
• Si eres apenas una niña. Mira a que te ha conducido pelear por hombres. No vale la pena. Mucho amor, mucho cariño y total, cuando se cansan te ignoran, como si no existieras.
• Eso no me pasa a mi doctora. yo se que el me quiere, pero esa se aprovecho de que estaba borracho.
• Si es así, por que no esta el aquí.
(Silencio)
Maribel en ese momento le anestesio los alrededores de la cortadura. Una rajadura sobre la ceja izquierda, de dos o tres milímetros de profundidad por dos centímetros de largo. Luego, inicio la cosida.
• Ay No! -dijo la jovenzuela- duele mucho, doctora...
VI
Ya se fue la maldita luz nuevamente! Déjame prender la vela. Mientras mas nos acostumbramos, mas nos joden.
• Rápido mami, la chuleta se quema!
• Que se va a quemar! Tráeme la lampara, o que crees, que tengo los ojos de gato.
• Aquí esta, aquí esta, toma...- se aleja inmediatamente, no sin antes percibir el olor frito de la chuleta, que en hirviente aceite se deja abrasar.
Suena el teléfono... suena otra vez.
• Tomen ese teléfono!- se dirige hacia el. Tropieza con el perro, el cual ladra de dolor- Maldito perro, siempre en el medio.
Toma el teléfono.
• Si, buenas noches!
VII
Al fin, llego a mi casa, pero como siempre sin luz.
Toma las escaleras.
Uno, dos, tres, cuatro. Tener que subir y bajar diariamente. Tomar vehículo publico, caminar, llegar al trabajo. Acostarme. Quien resiste esta rutina. Mejor me hago el indiferente.
La luz zigzagueante de algo que parece una linterna se mueve en la oscuridad. Se oyen murmullos que chocan contra los oídos de Alberto; al doblar para tomar el otro pasillo, se acercan los vecinos del quinto piso. el esposo con traje de calle y ella con un vestido negro largo. Intercambio de saludos.-Adios
• Adiós
Tanto saludo. No nos hablamos, siguiera nos conocemos, bah...! Insisto en que lo mejor es ser indiferente: lo ves todo, lo oyes todo, lo sientes todo, pero cállate. Nadie pide tu opinión, aunque te afecte, y si la das, ahí están los líos.
VIII
Una gigantesca garra blanca da un zarpazo agresivo a la pareja que camina sobre las rocas, en la costa. No llega a alcanzarlos, se transforma en espuma y se escurre de las rocas de vuelta al mar.
• !Créeme querido Nicolás, lo que esta ocurriendo actualmente es aterrante! Solo esta semana nos ha ocurrido todo esto, y los problemas parece que aumenta...
• Si cariño, pero lo que tenemos es que andar con la guardia arriba. Y por favor Maribel, no vuelvas a decirme Nicolás. Ya sabes que no me gusta.
• Mi amor, es que esa barbita me recuerda a San Nicolás. Bueno, esta bien, Alberto...
• Sabes cariño, a veces creo que nada es como parece, sino como hay miles de explicaciones a cada cosa que nos ocurre, que solo el tiempo se encarga de aclararnos. Lo demás es pura especulación, hasta que tomemos nuestra decisión.
El la besa, ella responde al beso.
En su trayecto hacia el este, y viéndolos desde occidente se aprecian sus siluetas, que absorben los anaranjados y candentes rayos, de un sol, que en su nacimiento parece renovarse. El mar, con movimiento enervado, prosigue dando zarposas a las rocas, tratando de desgarrarlas violentamente.
Las largas cabelleras de las palmas son peinadas por el viento y la arena se levanta en torbellinos breves y ligeros…

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